El Arroyo del Gato

En aquella época surgió una anécdota que le daría el nombre
el curso de agua. Los viajeros que cruzaban la zona, en medio de la pampa
despoblada, solían acampar a la vera del arroyo, para tomarlo como una fuente
de provisión de agua. Como no había heladera, la carne se colocaba al aire, dentro
de una fiambrera para mantenerla fresca y evitar el contacto con los insectos.
Era una especie de cajón con alambre tejido que se colgaba y en donde la carne
se salaba.
Pero, cuenta la anécdota que los viajeros, comenzaron a
notar que al despuntar el alba, la carne había desaparecido. Buscando la
explicación al rumor que se había corrido de boca en boca, un hombre se quedó
despierto toda la noche, oculto entre las malezas para tratar de descubrir el
misterio.
La sorpresa fue que vio a un gato enorme, que acercándose
sigilosamente, terminaba robando la carne. Así comenzó a circular el rumor que
en las inmediaciones del arroyo había un gato inmenso y de esta manera se
advertía a los otros viajeros que en las inmediaciones del arroyo había un gato
de grandes dimensiones. Esto llevó a la denominación de Arroyo del Gato.
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