viernes, 24 de julio de 2020

José Menno, un campeón sin corona

Jose Umberto Menno nació en el barrio de Tolosa, el 5 de junio de 1936. Fue el octavo hijo de los diez que tuvieron los italianos Sabino y Antonia. Le dedicó su vida al boxeo. En Tolosa guanteó por primera vez yendo, con su formidable lomo, a entrenarse en los clubes Villa Rivera y Liga Dardo Rocha. Luego de 70 peleas como amateur llegó, en el Club Atenas, el gran momento como profesional, campo en el que realizó 80 peleas. José fue un grande pero sin títulos grandes.
Fue padre de tres hijos: José, Nicolás y Ana, a los que adoró y de quienes recibió un afecto incomparable. Dedicó gran parte de su vida a la docencia en el boxeo y a impulsar la vida de varios púgiles como, por ejemplo, Hugo Popeye Luero. Defendió a "su deporte". Aseguraba que el boxeo ha salvado a mucha gente de la calle, de los barrios precarios, para abrir un camino en la vida.
Fue un hincha fanático de Estudiantes. En los años sesenta estuvo cerca del plantel pincharrata que dirigía Osvaldo Zubeldía. Viajaba con los jugadores y cuentan los testigos que, cuando el equipo platense ganó su tercera Copa Libertadores en Montevideo, bajó primero del micro que llevaba a los jugadores y tuvo que abrirle el camino hacia los vestuarios a los empujones, historia que supo escribir Osvaldo Soriano en un artículo "El triunfo de los robots" en la revista Panorama.
Vivió en Francia, Italia y Alemania; llegó a pelear en el mítico Madison Square Garden de Nueva York y trabajó como entrenador en Australia, Argelia y Costa de Marfil.
Fue sparring de Carlos Monzón la noche del 7 de noviembre de 1970, cuando venció a Nino Benvenuti, en el Palacio de los Deportes de Roma y se consagró campeón mundial de los medianos. Menno, estando en el rincón, frenó la invasión de un hincha italiano al ring que tenía intención de interrumpir la cuenta de protección del árbitro y en esa acción recibió un zapatazo en la cabeza.
Fue amigo de Oscar "Ringo" Bonavena quien le anticipó la edad de su muerte, porque le dijo a Menno que moriría a los 33 años, algo que finalmente ocurrió. Faltaban treinta minutos para una pelea, Lectoure los dejó solos. Ringo se paró de la camilla de golpe, como desenfrenado y le dijo: “José, yo soy como Jesucristo, me muero a los 33, hermano”, le gritó agarrándose de su pecho. A los 33 años lo mataron de un escopetazo en EEUU.
Eran tan amigos que, un día estando en Milán, lo llamó Tito Lectoure para decirle que vaya a Colonia –Alemania- porque “Bonavena te necesita -le dijo- más que para hacer guantes para estar juntos”.
Fueron hechos tal para cual, compinches, aventureros. Menno llegó a Alemania y con Ringo alquilaron un auto y salieron a dar vueltas… hasta que los rodearon diez motos de policía, porque Oscar había girado de golpe, en forma prohibida, hacia la izquierda. Menno estuvo al lado de Bonavena en Franckfurt cuando combatió con el alemán Karl Mildenberger.
Se codeó con gigantes como Classius Clay, a quien trató en 1963, en ocasión de una sesión de práctica en el “Madison Square Garden”. Fue en un entrenamiento, Menno vió que Classius Clay (que venía de ganarle a Liston) subía al ring y le decía: “¡Caman!, ¡Caman! (¡vamos!, ¡vamos¡)”, apuntándole con sus largos brazos.
Se retiró del boxeo en el mismo lugar en que arrancó su carrera deportiva: en el club Atenas, en una gran pelea con Avenamar Peralta, ante 3.000 espectadores. Habiendo disputado, a lo largo de su trayectoria, 150 combates, José Umberto Menno falleció el 17 de Noviembre de 2014, a la edad de 78 años, en el mismo barrio que lo vio nacer.
Me tocó tratarlo, en la etapa de promotor de boxso, cuando todo se hacía a pulmón, y palpe de cerca esa vocación por generar en sus pupilos un camino de progreso. ¡Verderamente un grande!

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